Para determinar si una ley es justa, primero hay que juzgar críticamente el status quo y las relaciones de poder que rigen la sociedad. En países como Chile, donde la violencia de género es endémica, las leyes que existen no son solo deficientes en comparación con otros países de la OECD sino que su aplicación es discriminatoria.
Aunque Chile suscribe a los convenios internacionales, estos no han sido capaces de lograr mejoras substantivas en esta materia ya que estos convenios no han sido pensados para revertir un problema gravísimo de injusticia a nivel mundial, sino que para bajar gradualmente la violencia de género (además no existir el poder para obligar a los países a cumplirlos). La mayoría son letra muerta ya que todo al final se resume a la aplicación de la ley. La norma escrita, la formalidad del derecho, es simplemente una máscara de dominación si no se aplica en la manera debida. En el caso de la violación, el status quo es de una injusticia tremenda, de casi total impunidad. Un porcentaje muy menor de violaciones son reportadas a la policía, y de los casos que se juzgan, las penas tienden a ser bajas. Esto significa que el sistema de opresión bajo el que viven las mujeres en Chile se sigue reproduciendo, violentamente, diariamente.
Sabemos muy bien la cantidad abismal de abuso de menores que existe en Chile. Vivimos en una sociedad en se violan y matan niños con una periodicidad espeluznante, en que la mayoría de las mujeres ha sufrido algún tipo de abuso sexual antes de los 18 años, y en que el estado y su justicia han sido cómplices de esta violencia de género, haciendo los procesos judiciales difíciles y vejatorios, e impartiendo penas insuficientes. No hay justicia en materia de abusos sexuales en Chile. En esta realidad, proponer bajar la edad de consentimiento a los 12 años es una barbarie!
Hoy, ante la ley, los menores de 14 años no tienen sexo con consentimiento, por lo que penetración es equivalente a violación de menores, lo que es castigado con penas de 5 a 20 años de carcel. Bajar la edad a los 12 años implica que habría que probar que el sexo fue sin consentimiento, lo que es empeorar la situación actual. Hoy por lo menos si te violan a los 12 o 13 años puedes tener una mínima posibilidad de obtener justicia parcial. Con el anteproyecto, estos niños tendrían que probar que fueron violados y las penas para sus violadores sería menores. Por lo tanto, desde el punto de vista de la edad de consentimiento, el anteproyecto sería un gran retroceso ya que pondría a todos los niños de 12 y 13 años en más riesgo porque habría menos probabilidad de obtener convicción si se puede probar que había una relación consentida.
Con el tema de cualificar el delito de violación «con violencia” y “con abuso” también se crea una injusticia, ya que la arbitrariedad inherente en la adjudicación en una sociedad machista como la nuestra, tendería a condonar la violencia de género y aplicar la menor pena a los violadores, alegando pruebas insuficientes. Si no se puede probar violencia, entonces al violador sólo le darían 3 a 5 años de cárcel, luego de un juicio vejatorio. La pena no tiene ninguna proporción con el daño causado: el trauma que la persona violada tiene que cargar es para toda la vida.
Esta tipificación no solo es un retroceso en cuanto a la mayor arbitrariedad en la adjudicación, sino que no hace ningún sentido: no existe violación sin violencia y sin abuso. Esto no resiste analysis. La violación no es como el robo, con intimidación o con violencia, sino como el homicidio. La violencia es inherente a la violación, por lo que si se tipifica la «violación con abuso» se estaría negando la violencia que se le hace al cuerpo cuando la persona está incapacitada para defenderse. Casos internacionales como el de La Manada en España, en el que los jueces decidieron que una violación multiple no fue violación si no que un asalto sexual con menor pena porque la mujer no se defendió, es un ejemplo de la arbitrariedad en la adjudicación cuando la ley no es clara y dura. Casos como este serían comunes: si tuviste la mala suerte de que te toque un juez machista, no tendrás justicia, y tu violación, inherentemente violenta y desalmada, será solo «con abuso.» Y a tu violador le darán solo tres años. Lo más seguro es que volverá por ti, y esta vez, te mate.
Si violas a alguien que está borracha o drogada, entonces es menos grave. Es solo violación con abuso. Este es el mensaje que esta ley enviaría a una sociedad en que la violación a las mujeres es endémica. Si se deja abierto a interpretación, y los jueces de nuestra sociedad machista, adjudican de una manera machista, ¿cuántos casos de injusticia son aceptables para decidir que una ley es injusta? ¿cuántas mujeres tienen que llegar a los tribunales para ser humilladas, sin posibilidad de justicia y en peligro de muerte, para catalogar la ley como opresiva?
Si partimos de la base de un status quo extremadamente injusto, una ley justa tiene que ser muchísimo más dura y estricta en término de las penas, y tiene que errar en favor de las víctimas. Una violación tiene la capacidad de matar a una persona por dentro. Para siempre. Si de verdad queremos combatir la violencia de género, la ley tiene que aplicarse con máxima dureza; las penas debieran ser similares a las que se aplican por extinguir una vida.
Si valoramos la vida de las mujeres igual que la de los hombres, y siendo la violación una forma de violencia de género, entonces el delito debiera ser penalizado como el homicidio, con un piso alto y con posibilidad de cadena perpetua para reincidentes y violadores en serie. Si esto te parece una exageración, quizás sea porque nunca te han violado. Tres o cinco años de cárcel, que sería el mínimo en las categorías propuestas por el anteproyecto, son penas completamente desproporcionadas al daño que el crimen provoca.
Las nuevas penas que proponen son tan bajas que ni siquiera conforman con otro crimen similar, para el cual hace dos años atrás se incrementaron las penas: el «robo con violación» tiene una pena de entre 15 y 40 años de presidio efectivo. Es absurdo que se proponga que una violación sin robo sea penalizada sólo con 3 a 10 años de cárcel. ¿Cuánto más valoramos la propiedad que la vida de las mujeres? Si el «robo con violación» es es el nuevo standard, entonces el delito de violación, sin calificaciones, debiera tener una pena de por lo menos 10 años. Es impresentable que el robo con violencia tenga penas de 5 a 20 años, equivalente a la violación de menores, y la propuesta «violación con abuso» solo tenga como máximo 5 años.
El proyecto colectivo del gobierno, en el que trabajaron nueve ilustres abogados, todos hombres, sin ningún input de víctimas o estudios empíricos, propone una ley claramente más injusta que la que tenemos hoy en términos de la rebaja en la edad de consentimiento, la negación de la violencia en el acto mismo de la violación cuando la persona está incapacitada para defenderse, y la rebaja efectiva de las penas en este último caso. Aunque en otras materias pueda ser un avance, estos retrocesos son inaceptables. Este proyecto, si se aprueba, generaría nuevas injusticias, contribuyendo a profundizar la reproducción del sistema que hoy tenemos, en el que las mujeres son abusadas, golpeadas, violadas y asesinadas todos los días con impunidad.
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